Ella es Cleofa González, pero todos le llaman la "Coca".
Junto a unos amigos fuimos un domingo a Huillinco, una de ellas, la Ceci, conocía a la "Coca", y la pasó a saludar....inmediatamente ella con una simpatía desbordante nos invitó a pasar a su hogar....Pero no seremos muchos (éramos 6)...... que va, decía ella, como no van a pasar a tomar una tacita de café siquiera....
Sin poder eludir tan cordial invitación, nos sentamos en torno a la mesa y a la estufa a leña, claro porque en la mayoría de las cocinas chilotas está la estufa a leña, la mesa para comer, el sillón para la siesta, en fin, la vida gira en torno a esta habitación. Sin darnos cuenta ella saca del refri un torta para sus desconocidos invitados...
Una a una fueron saliendo historias de la señora Cleofa, alguna muy simpáticas pero otras un tanto tristes, pero ella las hacía broma y de todo, por malo que fuese, sacaba la risa.
Asi fue que doña Coca se casó con un Irlandés, que llegó a Huillinco a trabajar con la madera, se casó con él a los 15 años, tuvo las mejores comodidades, vestidos, muebles, casa, lanchas con motor fuera de borda( en ese tiempo era una zona aislada y el medio de locomoción y contacto era a tavés del lago Huillinco). Pero todo se desvaneció cuando su pareja falleció. Se encontró con un negocio que desconocía y poco a poco fue perdiendo el control hasta llegar a la quiebra. Con nuevos aires decidió vender todo lo que tenía y marcharse a la Ligua (en la quinta región), pero tampoco le fue bien allá.
Después de una dura realidad, cree que lo mejor es volver al Huillinco que la vio nacer, recupera su casa, pero ya sin muebles y parte de cero. Con la fortaleza de la mujer chilota y con la entereza de la experiencia pasada de a poco surge nuevamente, dedicada a la artesanía tallando trozos de madera modelados por el lago, a la pintura y a la lana.
Partiendo con el Huso, ayudado de la tortera para darles peso y poder hacer el hilo con las manos, una vez torcido el hilo se hace la madeja con la ayuda de un implemento denominado aspa, de esta manera la madeja se puede lavar para dejarlo del color natural o bien teñirlo con pigmento de diversas hierbas y raices. Posterior a este proceso, de la madeja se hace un ovillo para ello se utiliza el devanador, obteniento lana completamente natural.
Nosotros mirándola en silencio y ella con una habilidad única realizaba su trabajo. Nos muestra más de sus trabajos y artesanías, que vende en puestos turísticos durante el verano o bien le solicitan pedidos. Casi sin querer que nos fueramos.
Nos contó muchas mas historias, como la de su segundo marido....pero eso da para una segunda parte.
Ella es Cleofa Gonzalez, la que habla con los alcaldes, la que dirige las reuniones en la sede social, la que habla en los discursos, la que habló con el mismísimo Don Francisco, un personaje, un lider en su comunidad.